De la disonancia cognitiva a los libros de María Roca Elvira Barea
Todos y todas conocemos que el ser humano es muy capaz de actuar de forma incoherente a como piensa. E incluso, somos capaces de recurrir a la mentira al otro o al autoengaño. No obstante, salvo excepciones, esto no nos hace sentir muy bien. El psicólogo estadounidense Leon Festinger (Nueva York: 1919-1989) acuñó el concepto de disonancia cognitiva en su obra A theory of cognitive dissonance en 1957.
De forma muy resumida, este concepto se refiere a que las personas, por lo general, necesitamos que exista una coherencia entre cogniciones y conducta, entre lo que pensamos y hacemos o viceversa. Cuando este equilibrio o coherencia se rompe, se "desconecta", se produciría la llamada disonancia cognitiva, algo que según esta teoría causa tensión y provoca en la persona que la siente una llamada a la acción: se buscará disminuir esa tensión para volver así al equilibrio cognitivo. Existen diferentes mecanismos descritos para ello: cambiar el tipo de creencias o reestructurar la información que tenemos en la mente, cambiar las conductas, restar relevancia a los elementos que causan disonancia (creencias, valores, argumentos...) Este concepto también se aplica en la comunicación interpersonal e incluso en la comunicación persuasiva y la publicidad que estudia estos mecanismos para luego valerse de ellos: generar primero una disonancia en el potencial consumidor/a y luego ofrecer un producto que la "resuelva".
Según recoge María Stavraki en el manual de Teoría de la comunicación interpersonal (2017, p.45, ediciones CEF) en relación a la disonancia cognitiva, "si la nueva información no encaja o es incoherente con los esquemas previos del sujeto, este se sentirá molesto, produciéndose un desequilibrio entre las cogniciones (opiniones, creencias, juicios, etc.) de la persona".
Pero no todo es reducible a una teoría ni a un concepto y mucho menos algo tan complejo como el ser humano. Si echamos mano de corrientes y teorías del aprendizaje, entre otras muchas está la que habla de la reestructuración de los esquemas mentales mentada por el biólogo suizo Jean Piaget (1896-1980) y su enfoque constructivista. De esta forma, a veces, cuando un niño/a aprende algo nuevo y tiene que incorporar información que no encaja directamente con sus esquemas previos, será necesario que se reformulen esas creencias en su intelecto, que se reestructuren y ajusten a la realidad que va conociendo cada vez con mayor madurez y rigor científico. Por ejemplo, es imposible en ciertas etapas de la infancia entender que el color es una onda de luz, pero en un momento dado, esta información ha de sustituir a la anterior, reestructurando y modificando las creencias...
En otras ocasiones, es el entorno el que trata de modificar las creencias y la opinión pública, a veces para servir a ciertos intereses que no tienen que ver con el interés o bien común de la sociedad.
En este sentido, en su libro Fracasología (2019, Premio Espasa), María Elvira Roca Barea (Málaga: 1966), licenciada en Filología Clásica y Filología Hispánica, expone con detalle, elegancia y un rigor impecable cómo durante el s. XVIII se forjó en España un discurso negativo sobre la nación. Discurso propagado por el interés de la corona francesa, pero también asumido por las élites españolas (aunque deja claro que no todas), por los afrancesados de aquella época: "Conforme se va investigando mejor este período, va quedando claro que la imagen de extrema decadencia y debilidad que ha quedado para la posteridad es una creación de la propaganda francesa", afirma en sus páginas.
También la autora ha recalcado la leyenda negra que se asume en este siglo y que dejará por los suelos la reputación del pasado de nuestro país, en un nivel de inferioridad. Asimismo, investiga cómo va calando la idea de que España es una nación atrasada y desfasada que necesita una urgente reforma y modernización. Es curioso cómo la autora señala aquí esa creencia que parece se extiende hasta nuestros días: la necesidad de reformar lo anterior... ¿Y si la reforma no fuera necesaria? ¿Y si los cambios necesarios se basasen en que las personas que están en ciertos puestos desocupen ese lugar y no intenten utilizarlos para su interés personal? Mientras tanto, de forma paralela, la propaganda también hizo que se pensase en que lo válido y moderno era lo que provenía del país vecino, sirviendo a intereses políticos, económicos... El problema se agrava cuando todas esas ideas que se van desmontando con investigaciones como las realizadas de la mano de Roca Barea, se incorporan también en los libros educativos. La autora lo sabe bien porque también se ha dedicado a la docencia. Explica en su obra así cómo el alumnado de 4º de la ESO, por ejemplo, aprende que Esquilache era un "ministro culto y bueno" cuando, según afirma en su obra, "fue uno de los hombres más corruptos que pululaban por la corte de Carlos III" (Roca Barea, 2019, p.121). El mundo al revés. La historia al revés o contada como ha interesado que fuera.
En las siguientes entrevistas de dos canales diferentes, la propia investigadora habla de otros de sus libros: Imperiofobia y la leyenda negra (2016) e Ingrata patria, publicado este mismo 2025.
Porque la disonancia cognitiva es necesaria para seguir aprendiendo, especialmente cuando las cogniciones que tenemos no se corresponden con la verdad...
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"Ándeme yo caliente y ríase la gente.
Traten otros del gobierno, del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días,
mantequilla y pan tierno y las mañanas de invierno,
naranjada y aguardiente.
Y ríase la gente [...]"
(Góngora: Córdoba, 1561-1627)